¿Qué es el naming?

30 Nov ¿Qué es el naming?

Uno de los procesos más importantes a la hora de crear una marca es el naming, es decir, asignarle un nombre que la definirá y le dará valor. Junto con el logo, el nombre es la cara de la marca, aquel que tanto clientes, consumidores, socios, y empleados, tendrán siempre en la cabeza y verán en flyers, publicidad, mensajería, material corporativo, etc. El nombre y el logo son el pilar fundamental de la identidad corporativa y la personalidad de la marca.Es por ello que, lejos de parecer sencillo, es una tarea complicada y que puede traer unos pocos quebraderos de cabeza, aunque no en todas las ocasiones. El nombre de la marca tiene que pensarse con la clara idea de que es para siempre y que, una vez bautizada, no podrá renombrarse. Aunque podemos citar algunos ejemplos de productos que han cambiado su nombre posteriormente, es indudablemente mejor intentar evitarlo a toda costa, ya que puede perjudicar la reputación de la empresa.Desde el punto de vista del marketing, el nombre de una marca no tiene por qué ser especialmente bonito, sino que tenga gancho y posibilidades comerciales. Es por ello que se han establecido una serie de “normas” o características que debe poseer un nombre de marca perfecto.

¿Cuáles son las características que debe tener el nombre de la marca?

Único e irremplazable

Antes de tomar la decisión, debemos tener en cuenta si el nombre que elegimos está disponible y no existe ninguna otra empresa que lo tenga registrado. De igual manera, el nombre tiene que resultar único y original, así que es mejor evitar nombres parecidos a otras marcas que puedan relacionarlas.

Fácilmente identificable

El nombre tiene la función de definir a la empresa con una sola palabra. Por ello, es preferible que el nombre sea fácilmente asociable al producto, para que, cuando lo pronunciemos, venga la imagen del producto a la cabeza.

Fácil de pronunciar

Que sea fácil de pronunciar. En acorde con lo anterior, si queremos que nuestro nombre sea rápidamente asociable, debe ser corto, directo, y fácil de pronunciar. Aunque está bien tener en cuenta nuestro propio idioma, también debe contemplarse la posibilidad de crear un nombre que cumpla este requisito de cara a otras lenguas, ya que, ¿y si nuestro producto sobrepasa fronteras?

Fácil de memorizar

Como hemos dicho antes, un nombre corto y directo resulta más eficaz. Cuanto más largo y complicado, más difícil es de memorizar, por lo tanto, menos impacto tendrá sobre el público. Como consecuencia, invertiríamos más tiempo y dinero en popularizar nuestra marca para incidir en la mente colectiva.

Fácil de escribir

Lo mismo ocurre cuando queremos escribir el nombre. Si es una palabra larga, con muchas consonantes, resulta más difícil reproducirlas. Aunque existen muchas marcas que desafían esta norma, como Starbucks, Schwarzkopf, o Schweppes…

Algunas marcas internacionales nos resultan muy difíciles de escribir correctamente a los españoles.

Existen nombres de marcas, como las que acabamos de citar, que no cumplen estrictamente estas directrices. En realidad, estas normas son sólo algunos consejos a tener en cuenta a la hora de empezar con el naming. Sin embargo, pueden existir infinidad de posibilidades que no tengan que cumplir necesariamente con esos requisitos y tener mucha repercusión. El éxito de una marca no reside sólo en eso, sino en el esfuerzo y la capacidad de gestión de sus productos, sus clientes, y ella misma.