En el vino, la marca y el packaging son casi tan importantes como el propio producto. Cuando hablamos de marca, hablamos de la imagen que esta tiene entre los consumidores y si hay algo que la transmite son las etiquetas de vino de las botellas: una etiqueta que por su diseño distingue la botella del resto y se convierte en una de las señas de identidad de la empresa.
No solo información
Las etiquetas de vino no deben solo aportar información reglamentaria sobre un producto alimenticio: contar una historia, reforzar las características del vino y diferenciarse del resto de marcas en el lineal del supermercado es un requisito fundamental para garantizar el éxito del producto. Una etiqueta de vino debe en consecuencia llamar la atención del público, pero sin caer en la exageración.
Las características que una etiqueta de vino puede evocar son múltiples y variadas. Se tiende a transmitir la elegancia de una forma neutra, pero es algo que cambia en función de diversos factores, como el público objetivo, las características propias del vino y el formato de la botella, entre otros. La etiqueta de vino debe incluir toda la información relevante de este y, al mismo tiempo, contener unos colores y unas formas articulares que lo definan.
Las etiquetas de vino son el reclamo y el punto de atención al que se dirige la mirada de los compradores.