La identidad corporativa es un concepto tangible que puede ser percibido con todos los sentidos. Puede verse, tocarse e incluso escucharse, permitiendo así reconocerse y diferenciarse fácilmente. Además, la identidad visual de una marca está también arraigada a sus valores intangibles: emoción, contexto y esencia. Por ello, el diseño desempeña un papel fundamental dentro del branding en la creación y construcción de una marca.